ENTRE LIRIOS
hechura de tus manos,
sentí el calor del verano
que llegaba entre tus versos.
Tú eres el manantial
del agua del universo,
la acequia que riega el huerto
y vistes de verde el campo
con blonda de seda roja.
Sólo el amor sobreabunda
en hijos que callejean
de los vientos del Oeste.
El hombre del parque...
Sé que me aprecian por mi manera de anclarme en el tiempo. Pasé de ser niño a ser abuelo; de montar en un caballo hecho de un palo, a ser caballo de carga dejándoles subir a todos.
También sé que las montañas, sin que ellas se den cuenta, llevan en su interior veneros de agua silenciosa, que sólo la escuchan los que tienen despierto el sentido del ritmo y de lo bello.
Si algo he influido, al igual que sucede con la montaña, el mérito no es mío, sino de quien pasó a mi lado, al escuchar y ver, se paró y se quedó a mi vera. Ellos por separado son arroyos que al encontrarse forman río.
Una Pacífica Metáfora
